Patricia Llosa Bueno 1975

Patricia Llosa

Para Patricia Llosa Bueno, la arquitectura es “la confluencia de circunstancias ineludibles al proyecto”. Dentro de este grupo de circunstancias, el arquitecto es un factor más, con un sesgo propio y un sinnúmero de influencias, entre las que ella destaca los libros que lee y los proyectos referenciales que visita.

Patricia Llosa y Rodolfo Cortegana, Aulario

Llosa es arquitecta por la Universidad Ricardo Palma de Lima, Perú. Ha realizado una maestría en “Arquitectura, Crítica y Proyecto” con Josep Quetglas en la Universidad Politécnica de Catalunya entre 1998 y 1999. En la actualidad, junto con Rodolfo Cortegana, conforma el estudio Llosa-Cortegana que fue formado en 2005.

Llosa y Cortegana, quienes había trabajado juntos en algunas oportunidades desde el 2001, se asocian para participar temporalmente en el concurso del Museo de Pachacamac. Luego de ganar dicho concurso e iniciar la obra, constituyen el estudio.

La oficina desarrolla proyectos de vivienda, equipamiento cultural y educativo. En paralelo Llosa es docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú y ha sido invitada como conferencista en varias oportunidades.

Al describir su formación y sus influencias, Llosa recalca la importancia de las filiaciones y menciona que, a pesar decidirse por la arquitecta como un equilibrio entre lo artístico y lo técnico, no fue hasta ser alumna de Juvenal Baracco, en tercer ciclo, que entendió lo que verdaderamente implica la profesión. Este taller, en el que estuvo durante toda su carrera, es la primera etapa clave en su formación. Señala que el arquitecto “ha sido una de las personas claves en mi vida. Ha marcado muchísimo mi manera de mirar el mundo, mi manera de ser arquitecta y mi manera de enfrentar el mundo.”

La segunda etapa fue el viaje que realiza a Barcelona para estudiar el postgrado. La formación diversa, la necesidad de empaparse de temas indirectamente relacionados con la arquitectura a través de textos de otras disciplinas y la posibilidad de visitar las obras de arquitectura consideradas emblemáticas durante su formación hacen que esta etapa marque un antes y un después.

Parafraseando a Ortega y Gasset, Patricia Llosa y su socio, Rodolfo Cortegana, entienden que “el proyecto es el proyecto y sus circunstancias.”

El Museo de Pachacamac, pronto a ser inaugurado, es el proyecto inicial del estudio y el que más tiempo ha durado. Luego del largo proceso, Llosa se declara satisfecha con los resultados y con la posibilidad de diseñar para el Estado de manera exitosa, junto a profesionales de diversas disciplinas con un mismo objetivo conjunto.

Otro proyecto destacado es el Tinkuy de la Pontificia Universidad Católica. Se trata de un edificio educativo para los estudiantes en el que el programa arquitectónico es deliberadamente ambiguo y los espacios se organizan en base a recorrido fluidos y cerramiento sin puertas. “La educación hoy día tiende al espacio de encuentro, a que uno aprende en el diálogo con el otro, vinculándote con los demás.”

Esta misma premisa ha sido puesta en práctica en otros dos proyectos dentro del mismo campus: el edificio de aulas de Ingeniería y Ciencias, y la nueva Biblioteca de Ciencias, Ingeniería y Arquitectura.

Como estudio, cada cierto tiempo hacen un esfuerzo por sentarse y preguntarse dónde están y cuáles son sus preocupaciones al momento de proyectar. En muchos casos, esto pasa también por un proceso de des-aprendizaje. Formada en la tradición de la modernidad, Llosa hace un esfuerzo consciente por cuestionar si es precisamente eso lo que ella quiere diseñar en el presente y con las condiciones de un desierto como el limeño. Esto, lejos de llevar a un rechazo de la modernidad, la lleva a modos distintos de entenderla e interpretarla, entre los que reconoce a la producción brasileña como una favorita.

La reflexión es también un proceso consciente de entender el por qué se valora un edificio de una determinada manera. La consciencia de las filiaciones y de la propia formación, entonces, se convierte en un punto de partida para repensar constantemente la propia manera de proyecta.