Gloria Cabral 1982

Gloria Cabral, de Gabinete de Arquitectura.

 

 

 

 

 

 

 

Gloria Cabral, arquitecta paraguaya, es socia titular de la firma Gabinete Arquitectura, uno de los estudios latinoamericanos más influyentes de la arquitectura contemporánea. Su práctica está impulsada por una profunda convicción en los métodos colaborativos del trabajo y en la experimentación con los materiales y el espacio implementando una economía de recursos acorde al contexto donde trabaja. Docente comprometida, enseña en su país y da charlas y cursos en diferentes partes del mundo.


Gloria Cabral nació en San Pablo, Brasil. A los seis años se radicó con su familia en Asunción, Paraguay. Desde pequeña manifestó una sensibilidad especial por la arquitectura. En su adolescencia fue alumna de la escuela Experimental Paraguay-Brasil (1952), obra del arquitecto Alfonso Eduardo Reidy, un edificio emblemático de la arquitectura paraguaya y de impronta moderna que no fue terminado y que nunca se conservó adecuadamente. Mientras cursaba sus estudios secundarios, Cabral no podía dejar de sentirse cautivada por el edificio. Pensaba en cómo terminarlo, reconstruirlo, sin siquiera saber que se trataba de una obra de arquitectura de gran valor.

Recuerdo mi paso hacia la cantina, todos los días en el recreo y mirar una “cosa” de hormigón allá arriba, a los diez metros. Miraba y pensaba: Para qué será eso…no va ser solamente para crear sombra ¿Por qué está construido allá arriba tan alto? Ir y volver e intentar analizar. Y resultó que sí, que esa pieza de hormigón era para crear sombra.

Las facetas, artística de su madre y técnica de su padre, también fueron decisivas a la hora de elegir ser arquitecta. De su madre -decoradora de interiores quien no pudo estudiar arquitectura en Paraguay porque el abuelo de Cabral fue un perseguido político- legó el interés por el arte y la estética, y de su padre, capaz inventar y reciclar cualquier objeto, heredó la mirada técnica y curiosa sobre las posibilidades de los materiales.

Cuando estaba terminando el colegio dudaba entre medicina, (que todavía me fascina) y la arquitectura. Un día fui a la casa de una tía y mi mamá comentó: “Quiero que Glorita siga arquitectura, pero también le gusta la medicina y no sabe qué hacer”. Y mi tía se me acercó y me dijo, “Si vos seguís medicina todos los días te va a llegar gente enferma y triste. Y vas a tener que convivir con eso. Algunas veces vas a salvar una vida, pero muchas veces no va a ser así. En cambio, si seguís arquitectura va a venir a verte gente feliz. Nadie empieza a construir una casa cuando está con problemas. Todos los que se te acercan, vienen con esperanza, con ánimo, felices. Por eso yo te recomiendo que sigas arquitectura». Fue un muy buen argumento.

Sin embargo, cuando estaba estudiando en la Universidad Nacional del Paraguay, a mitad de la carrera, se empezó a plantear que no alcanzaba a entender cuál era el propósito del arquitecto. Parecía que lo importante era quién tenía «mejor gusto» o quién tenía posibilidades de construir más. A punto de abandonarla, conoce al arquitecto paraguayo Solano Benítez (52), quien dedicaba su trabajo profesional en su estudio Gabinete de Arquitectura y su prédica docente a la experimentación y la investigación con el objetivo de construir algo diferente buscando generar más oportunidades para más gente.

Antes de terminar la universidad, en 2003, Cabral se unió a Gabinete de Arquitectura. Al tiempo se retiró uno de los socios y Cabral, junto a otros pasantes conformaron un grupo que se convirtió en un socio más del estudio. A la vez que terminaba de cursar se dedicó a entender de que se trataba «trabajar» en allí. Comenzó con los planos, las maquetas, y en especial con los presupuestos de obra que para el estudio son un elemento muy importante.

Por más que el cliente tenga dinero, nosotros sabemos que con este monto se pueden hacer muchas más cosas si se planifica y se construye en forma racional. Volcamos todo el proceso de la obra y el presupuesto en planillas de Excel.

Desde 2004 es socia titular de Gabinete, que actualmente dirige junto a los dos Benítez, Solano (padre) y Solanito (hijo). La prueba de fuego que la consolidó en este cargo fue ser la responsable del proyecto del Centro de Rehabilitación Infantil Teletón, que en 2010 ganó el primer premio de la Bienal Panamericana en la categoría Rehabilitación y Reciclaje. Fue un desafío en el que lograron construir mil metros cuadrados con un bajo presupuesto. Ahorrando en algunos materiales, trabajando con materiales reciclados lograron construir 300 metros cuadrados adicionales con el mismo dinero.

Otra de las improntas de trabajo de Gabinete es la convicción de todo el equipo por los métodos colaborativos de trabajo partiendo de la idea que el arquitecto no está construyendo un objeto sino una sociedad. Cada obra es un ensayo acerca de los mecanismos sobre cómo pensar, cómo construir más fácil, más barato, cómo generar espacio, buscando que el material no sea lo más caro y refinado, sino que el espacio sea el protagonista. Y entienden que el arquitecto nunca trabaja solo. Para ellos el arquitecto trabaja en conjunto con su equipo, con la gente que está todos los días, con los albañiles, el plomero, el electricista y todos sus equipos, en conjunto con sociólogos y antropólogos, entre otras disciplinas. Consideran que es necesario generar estos vínculos para enriquecer el trabajo.

En 2014 Cabral fue elegida por el suizo Peter Zumthor (Pritzker 2009) como su discípula entre profesionales de todo el mundo en el marco del programa de Iniciativa Artística Rolex 2014-2015. Su nombramiento surgió a través de una búsqueda que realiza la firma suiza entre jóvenes talentos del mundo. Obtuvo el premio entre cuatro arquitectos ternados (Cabral era la única mujer ternanda y entre los siete protegidos que resultaron finalistas de las otras disciplinas). Durante ese año viajó a Suiza varias veces y trabajó con Zumthor en el proyecto de una casa de té. Si bien la mentoría terminó, hoy los une amistad y el interés de seguir trabajando juntos.

Cabral y Solano Benítez, además de socios son pareja desde hace varios años. La fuerte personalidad de Benítez, además del reconocimiento internacional que obtuvo por su trabajo, hace que sea difícil para la única socia mujer del Gabinete tener la misma visibilidad que él. Cabral aclara que no es una situación que haya generado Benítez quien, ella misma aclara, siempre se encargó de que tuviera el mismo lugar de importancia que cualquier socio del estudio, sino que lo identifica más como un problema social con respecto al reconocimiento que se le da la mujer en la escena pública, que en países como Paraguay, es mucho más grave.

La realidad latinoamericana es muy cruel. Una mujer abandonada por su pareja, que muchas veces es la que mantiene su casa y sus hijos, sigue siendo golpeada y queda internada. Los chicos quedan desolados, o los tiene que cuidar una vecina. Otra vive encerrada en su casa porque el marido no quiere que salga, si llega borracho le termina pegando y le incendia su casa. Ese tipo de cosas están cerca mío. Yo estoy en contacto con esa realidad ayudando, juntando cosas, viendo como poder montarle de vuelta una casa, donde conseguir un lavarropa viejo, ropa para sus hijos… y lo peor es que son las mujeres tienen que esconderse para defenderse.

En esa realidad es que Cabral elige llevar adelante su profesión. Comprometida con la cultura de su país y entendiendo que las obras de arquitectura son el medio que ellos tienen para interactuar con su comunidad, no pretende que su obra sea «la salvadora» de esa dificil realidad pero si que sea una respuesta eficiente a los problemas de la gente, y en especial de las mujeres, los niños y la familia en su conjunto.

Mujeres con educación como nosotras empezamos a tener voz. Aparecer como representantes de nuestro género no es hablar, es «gritar» por la responsabilidad que tenemos frente a las otras que están detrás nuestro. Que aparezcan más arquitectas es lo más importante. Yo quiero ser reconocida pero no como hecho individual sino a partir de que las mujeres empecemos a ser escuchadas y tener el lugar que nos corresponde como profesionales. Y poder ser una sociedad igualitaria, una sociedad en la que todos tengamos posibilidades y que la ciudad sea construida para todos pero comprendiendo las diferencias.

Más información:

Página de Gabinete de Arquitectura

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